03 julio 2006

2 kilos de tomates y el último día de vacaciones

Putadas

Rebajas, último día de mi primera quincena de vacaciones, uhmmm.... ¡Habrá que aprovechar el día! Feliz y dispuesto a todo me levanto tempranito para evitar el soporífero calor de la media mañana y echarme a la calle en plan 'pingoneo': un poquito de tiendas, algún paseo entre libros y discos,...¡un paseito al fin y al cabo! Ufano y campechano, me tomo un ColaCao, me pongo mis vaqueros cortitos (30€ la semana pasada, ya empezamos) y estoy en la urbe a las 9.30 de la mañana.

Para empezar me acerco al cajero y saco dinero porque es primero de mes y hay que pagar la cochera, que el coche tiene que dormir calentito en invierno y fresquito en verano. ¡Pues ale, 45€ mañaneros a las manos del portero! La mañana me empieza a doler, pero bueno, "es un gasto necesario", me digo para animarme. No pasa nada, son las 9.45 y aún quedan cosas por hacer.

Papá se va unos días y como no va a usar el coche me pide que lo lleve a un lavadero porque está realmente asqueroso, tanto por dentro como por fuera. Lo veo bien. Odio gastar agua en lavar coches, pero es realmente necesario, y una vez al año no hace daño. Lo acerco al negocio de un familiar (con la vaga esperanza de que en los lavaderos haya llegado también la época de rebajas). Como este coche lo he usado bastante hasta que compré el mio pues me digo: "en plan regalo del día del Padre pagaré lo que valga el lavado". "Vente sobre las 12 y estará listo", me dice el del lavadero.

Mientras el coche se refresca me voy de tiendas, buscando unos vaqueros que me son absolutamente necesarios. ¡Uhmmm, rebajas un lunes, seguró que en la tienda estaremos los dependientes y yo! Entro a Springfield y en las escaleritas hay una cola bastante interesante. Me empiezo a deprimir. Veo los carteles de precios y no veo gangas, veo un mínimo descuento meramente psicológico. ¿Tanto esperar las rebajas para estos precios? Voy a Zara y busco más vaqueros, pero aquí hay más gente que antes. Sin embargo encuentro dos pares que me quedan bien y decido llevármelos: cola de más de 10 minutos, una pareja sobándose delante mia hasta el fin del decoro y mi turno para pagar: señorita simpática y mona y meneo de 44.90€ a mi dañada tarjeta de crédito. Son las 11 de la mañana, no he hecho nada y he ¿perdido? casi 90€.

Deambulo por la calle y hago hora para recoger el coche del lavadero. Me duele el bolsillo, pero solo he pagado cosas que creo necesarias. Esta idea me tranquiliza y consigo mantener la cabeza erguida. Llego al lavadero y el coche de mi padre está listo. Un poquito de conversación final y a pagar: son 20€ y las 12 de la mañana, no sé que es peor. Arranco mi coche y me voy a casa.

Hago cuentas y compruebo que en tres horas he gastado 110€, y todo en gastos absolutamente necesarios. Me deprimo y busco soluciones: atracar un banco está muy visto, que me toque la lotería es muy difícil y que Hacienda se equivoque a favor en la declaración del año que viene es poco probable.

Mientras le doy al Transilium recuerdo la vivencia del otro día: voy a una frutería a la que no he ido nunca, pido dos kilos de tomates y tres zanahorias para la pipirrana y pido la cuenta. "Estoy hasta los cojones del puto móvil", espeta el dependiente. "¡A mi me borran por mis cojones! ¡Que me digan con quién tengo que hablar, pero yo me borro!" Sorprendido, el señor me enseña una factura y su detalle: su hija había gastado 400€ en el móvil. "Yo hecho un cabrón todo el día para que tenga que pagarle a Amena la mitad de mi sueldo".

Tras rememorar la vivencia me levanto y me pongo a escribir esto. También lo veo necesario, pero con una diferencia: es gratis (amén de la luz). Es 3 de Julio y solo sueño con la extraordinaria de verano. Es necesario.

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